El difícil cambio de mentalidad: presentismo vs. teletrabajo
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Cada día es más común encontrar casos de teletrabajo tanto en grandes empresas como en pymes, pero también es cierto que se trata de un cambio de mentalidad con un crecimiento lento y aunque se empiezan a apreciar algunos brotes, queda un largo camino por recorrer.
Si nos detenemos a pensar en los motivos de la lenta extensión del teletrabajo, todavía más acentuada en países de habla hispana, vemos que se deben principalmente a problemas con el cambio de mentalidad. Es evidente que la tecnología nos ha acercado mucho la posibilidad de trabajar desde casa con la misma eficiencia que si estuviéramos en la oficina, pero este no es el problema, ya que los cambios de la tecnología van a una velocidad mucho mayor que los de la mentalidad de las empresas.
Quizás uno de los mayores temores a la hora de teletrabajar sea el de la bajada de la productividad. Un temor que no debería ser tal si atendemos a las estadísticas que nos dicen que el teletrabajo es más productivo que el trabajo en la oficina. Otro de los mayores problemas es el del deseo de controlar lo que se hace en cada instante por parte de los jefes, algo que también se puede hacer, de nuevo, gracias a las nuevas tecnologías. Pero debemos tener en cuenta que no es esta la única solución. Que es muy importante un cambio de mentalidad y que, tal vez, debamos tener más presente la productividad en función de los objetivos y no valorar tanto el "estar por estar".
Es cierto que cada vez más las empresas ven en el teletrabajo una vía de éxito y, por tanto, su crecimiento se va acelerando en los últimos tiempos, pero no es menos cierto que tanto en España como en el resto de países de habla hispana, el crecimiento sigue estando lejos de países como los del norte de Europa donde esta cultura está mucho más arraigada. Sirva como ejemplo que en Estados Unidos teletrabaja cerca del 15% de la población y en Finlandia alcanza el 17%.
Los beneficios son evidentes: mayor motivación de los trabajadores, mayor conciliación laboral y familiar, aun ahorro significativo de los costes empresariales, reducción de la contaminación, eliminación de la pérdida de tiempo en transporte, y un largo etcétera. Por contra, existe el temor a una bajada de la productividad debido a la dificultad de autoorganizarse y de tener disciplina, algo que se consigue con una buena formación. Quizá es por eso que el perfil del teletrabajador es el de personas con estudios superiores a la media.
Visto esto, no es difícil prever que la tendencia en los próximos años es que el teletrabajo seguirá en aumento y, muy probablemente, su crecimiento en los países de habla hispana deba verse acelerado.