En estos días de vacaciones en los países del hemisferio norte se está hablando mucho de
la dieta digital, entendiendo por dieta digital la desconexión por parte de las personas de sus teléfonos móviles, correos, redes sociales… durante un período de tiempo, aprovechando normalmente las vacaciones para ello.

(Imagen: Bigstockphoto - Móvil)
El concepto de dieta digital es muy claro:
si estás hiperconectado, dieta digital. Y es que
tres de cada cuatro estadounidenses (y en proporciones muy parecidas en países de habla hispana) se lleva el móvil al baño y responde las llamadas mientras está ahí; el 58% de las personas que visitan a sus amigos o familiares consulta su móvil mientras está con ellos; y un 57% de quienes tienen iPad se lo llevan a la cama según varios estudios de opinión.

Si nos fijamos a nuestro alrededor, en la calle, en el trabajo, en las reuniones familiares o de amigos que son muchas las personas que se pasan el día online, pendientes del móvil, el correo electrónico, el Whatsapp, Facebook o Twitter, que se acuestan, despiertan, comen y pasean con un dispositivo electrónico al lado víctimas de lo que algunos denominan síndrome del chequeo constante, que no es otra cosa que el hábito de comprobar a menudo si tienen algún mensaje, noticia o comentario nuevo. Parece que, como el chocolate, las nuevas tecnologías además de gratificantes tienen algo de
adictivas y hay que establecer una serie de estrategias para no caer en la glotonería y acabar, en el mejor de los casos, con empacho.
La verdad es que empieza ser preocupante la tendencia a realizar muchas tareas a la vez que reducen la capacidad de concentración, así como el mal uso de la conectividad permanente e inclos, de síntmoas como el FOMO ('fear of missing out'), el pánico a desconectarse.
Personalmente
este año sufrí mi primer FOMO al estar cuatro días sin internet en mi domicilio. Allí fue cuando empecé a darme cuenta de la extrema dependencia pero puse la dieta digital devorado por el día a día. Ahora, tras mi reciente primera paternidad unido al período vacacional he decidido que es el momento. No he realizado el
ayuno total como algunos proponen, pero sí que he prescindido totalmente de las redes sociales (tampoco es que fuera un heavy user) y sobretodo he pautado mirar el mail y contestarlos una vez al día y hacer un uso meramente práctico del whatsapp. ¿Y sabéis qué?
Hay vida si no contestas un whatsapp a los siguientes minutos de recibirlo.
Hay vida si no contestas los los mails al mismo día.
Hay vida si no estás en las redes sociales.
En definitiva hay una vida real, no sólo virtual, pues en definitiva todos los abusos son malos, y en este caso la dieta digital te permite reencontrarte con pequeños detalles de antaño y sobretodo darte cuenta que la vida va a ritmo que tú quieras que vaya sin que las circunstancias tengan que cambiar.
Soy y seré un gran defensor del uso de las nuevas tecnologías de la comunicación, las cuáles me fascinan, ¡pero todo en su justa medida!, sin excesos.
Autor: Francesc Font