¿Qué relación tienen los juegos olímpicos de 2012 y la nueva forma de trabajar?

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Ruego que os fijéis en la foto de abajo: Esta foto fue tomada durante los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Se trata de Picadilly Circus, uno de los sitios más concurridos del corazón de Londres, si no el que más, y que está rodeado de múltiples edificios de oficinas, que estos días ha visto reducido su tráfico interno de forma drástica, dejando solos a los turistas que paseaban preguntándose dónde estaba la gente. Lo que ha ocurrido durante estos Juegos Olímpicos en el centro de Londres es que las múltiples advertencias de atascos de tráfico y cortes de internet han provocado que muchos de los trabajadores de oficinas del centro de Londres se queden teletrabajando desde casa, evitando los posibles problemas de desplazamientos.  Se trata de la primera vez que un gran evento olímpico ha cambiado la forma de trabajar y sin lugar a dudas, estos juegos olímpicos han servido de macro experimento para las empresas y los empleados en esta nueva forma de trabajar, trabajando a distancia con la misma eficiencia y ahorrando desplazamientos, tiempo, recursos… Las nuevas tecnologías han dejado claro que se puede seguir trabajando desde casa sin temor a que la calidad del trabajo se vea afectada. ¿La cruda realidad? Pensar que esto supondrá el fin de un modelo de oficina ideado hace dos siglos, y pensado para que el supervisor vea que se está trabajando, no es algo factible, ni lo será nunca. Muchos de los empleados no podrían estar toda la semana trabajando desde sus casas, pero a buen seguro que estarían encantados de poder hacerlo uno o dos días a la semana. La cuestión es si las empresas sabrán aceptar esa flexibilidad o por el contrario la cruda realidad nos demostrará que volveremos al modelo antiguo de supervisión en presencia física. El espíritu de superación olímpico. ¿En las empresas? Viendo estos días a los deportistas de múltiples modalidades, ya sean en grupo, individuales, en agua, en tierra… lo que ha quedado claro es que el deporte olímpico nos enseña cada cuatro años que la fuerza de voluntad y de superación están totalmente inculcadas en todos los deportistas, y que nuevas formas de entrenarse y mentalizarse hacen que cada cuatro año se superen los unos a los otros, con más y mejores resultados. Quizá la terrible competencia por ser medallista hace que los límites de esfuerzo e imaginación para ser cada vez mejores estén fuera de lo normal, pero no hay duda que si las empresas se propusieran retos, programas de “entreno y desarrollo” e innovaran en su forma de trabajar, obtendrían cada vez mejores resultados. ¿Cuestión de espíritu?

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