Este post es colaboración de Analía Domínguez, Licenciada en Publicidad y Comunicación Estratégica.
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A lo largo de los distintos ciclos de vida de una empresa, atravesamos diversos escenarios que nos llevan a preguntarnos: ¿Es este el máximo potencial que puede darme esta unidad de negocios? ¿Son estos los clientes más rentables?, o ¿La inversión que dedico a publicidad es la correcta? La comunicación interna y a proveedores juega un papel central en el resultado de la identidad corporativa. Muchas veces se da por sentado que nuestros colaboradores comprenden la relevancia de un nuevo proyecto, o servicio, encarado por la compañía y que todos- desde el representante de atención al cliente, hasta el Gerente del área comercial-, van a destacarlo para darle el impulso necesario para su desarrollo. Pero, nos preguntamos alguna vez: ¿Realmente está comunicado? ¿Hemos brindado información por escrito al menos? Si lo pensamos, debemos hacerlo. La Publicidad, por otro lado, es la forma de estar presentes en nuestros clientes, y de generar nuevos. El paso más importante es contar qué está sucediendo, la novedad. Eso que nos puede abrir horizontes y hasta ponernos en primer lugar cuando un cliente busca soluciones, o innovaciones en un mismo producto o servicio. Tanto los presupuestos medianos como los holgados, son acertados. El papel fundamental lo juega la estrategia, es dónde invertir, a quiénes apuntar, y en qué momentos los encontramos. Una estrategia de comunicación inteligente encuentra la forma de impactar, y generar acciones de compra posteriores, con los presupuestos acordados. Solicitar un asesoramiento a tiempo, puede cambiar el presente, el mediano, y el hasta el largo plazo de una empresa. Un producto o un servicio no comunicado, tiene un crecimiento más lento e inestable, ya que si no figuramos en la mente de nuestros consumidores, no seremos jamás su prioridad. Imagen por ragingwire